El pasado fin de semana, 3 y 4 de Marzo, se
realizó la acampada de invierno “Valdeinfiernos 2018”. En este caso, nos
decantamos por la ciudad y entorno de Lorca.
Quedamos en la plaza de las Cortes a las 8
de mañana. Aún siendo temprano, ya se veían caras de felicidad. Como no podía
faltar, tuvimos la visita al castillo de dicha ciudad, “la Fortaleza del Sol”. Pero
no fue una visita cualquiera; allí en la entrada del castillo nos esperaban
unos “amables” caballeros medievales, porque no os había dicho que este
castillo es una fortaleza de origen medieval construida entre los siglos IX y
XV. Tengo que decir que la visita fue muy amena y divertida ya que, mientras
estos caballeros nos enseñaban el castillo, nos hacían partícipes de este
teatro, e incluso disfrutamos de varias batallas de caballeros propios de
aquella edad. Añadir a esta visita que, una de las torres de esta fortaleza, la
Torre del Espolón, quedó seriamente
dañada tras el terremoto que sacudió a la localidad
de Lorca en mayo de 2011, pero que desde principios del año 2012 ya se
encuentra restaurada.
Tras finalizar la visita y los diferentes
juegos, nos dirigimos al centro de la ciudad, dónde nuestros camaradas del
hogar “El Cejo” nos estaban esperando. Una vez con ellos, nos dirigimos a una plaza
de la ciudad dónde estuvimos haciendo diferentes juegos y canciones de
animación. Tengo que decir que la plaza se vino arriba, y muchos curiosos se
acercaban con caras atónitas al contemplar lo que estos jóvenes estaban
haciendo, todos vestidos iguales, con nuestro jersey que tanto nos representa.
Después de la foto oficial de ambos hogares,
cogimos el bus rumbo hacia el albergue “Casa Iglesias”, situado en la sierra de
la Culebrina. Este albergue no era nuevo para nosotros, ya que se ha celebrado
algún que otro campamento regional y acampadas.
La cena era a las 9 de la noche. Los
cadetes, sacando todas sus dotes, nos deleitaron con canciones de animación que
hasta los mandos y dirigentes nos arrancamos a bailar. Antes de comenzar a
llenar nuestros estómagos, la directora de la actividad bendijo la mesa y todos
al unísono cantamos la famosa canción “por este pan, por este don”.
Tras reunirnos todos en la famosa pajarera,
dio comienzo la actividad de la noche: pruebas por equipos. Participamos desde
los más peques hasta los dirigentes y hubo muchas risas. También tuvimos una
presentadora y hasta un jurado. Entre todos hicimos que la noche volara y al
final terminamos sobre las 12 y cuarto; eso sí, el cansancio se notaba en todas
las caras. Aunque alguno se resistía a cerrar los ojos, al final de la noche no
se podía oír ni un alma, y por fin, los monitores y dirigentes pudieron también
descansar.
A la mañana siguiente, la diana fue a las 8
y media. Después del aseo correspondiente, todos estábamos ansiosos por el
desayuno, ya que la noche fue larga.
Sobre las 10 y media, ya estaban todos
listos y con fuerzas, y pudo dar comienzo la actividad: atrapa la bandera y “el
pichi”, dos juegos muy divertidos que a todo el mundo gusta. También tuvieron
su tiempo libre para poder disfrutar del medio ambiente, ya que, aunque el
tiempo no acompañaba mucho, las inmediaciones eran espectaculares.
La acampada estaba casi terminando, pero
teníamos que reponer fuerzas antes de salir hacia el pueblo, así que a las 2
tuvimos nuestra última comida en el albergue. Y sobre las 3 y media, el bus
estaba listo para traernos otra vez de vuelta.
En resumen: creo que las caras de los niños
lo decían todo, así que fue un fin de semana completo y divertido tanto para
ellos como para nosotros.
Scr.Proyección e Imagen
Hogar del Guía- O.J.E. Cieza
Vale Quien Sirve
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