Comenzamos a las 9:00, junto a la ya famosa Plaza de las Cortes como lugar de encuentro para coger el bus. Pasadas las 9:30, llegamos a las puertas del Reino Perdido, lugar en el que todo lo que hoy conocemos de una manera, sería de otra totalmente distinta. Los mandos serían princesas, reyes, magos o campesinos, mientras que los flechas, se convertirían en caballeros y doncellas divididos en 4 órdenes, la de San Juan, los Teutónicos, los Templarios y los Hospitalarios. Para darse a conocer, cada una de las órdenes demostró lo que sabía hacer, encontramos desde justas medievales, hasta chistes que harían que todo el reino cayera al suelo de la risa.
Tras la comida, todo el reino quiso entrenarse en los juegos circulares, tales como batalla de justas, batallas a caballo, hacer distintivos de cada una de las órdenes y por último carrera de sacos y tiros con catapulta. Tras estos, cansados, los caballeros y doncellas descansaron y se asearon esperando la cena. Antes de reponer el estómago, nuestra ninfa del bosque contó una extraordinaria historia de la orden de los Templarios. Mientras esperábamos al dragón para batirlo, la corte fue cayendo rendida por el sueño, decidiendo que todos fuéramos a nuestros aposentos a descansar.
Llegamos al domingo, tras levantarnos y recargar pilas con el desayuno, tanto caballeros como doncellas se dispusieron a recoger y prepararse para el asalto al castillo, el cual sería una colchoneta para todos ellos que desgraciadamente, no se pudo asaltar, así que, marchamos hacía el bus y con ello hacia el siglo XXI, llegando a la Plaza de las Cortes sobre el mediodía y acabando un fin de semana mágico.
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